"Another op´ning, another show". Así empieza uno de los musicales más entrañables de la historia (Kiss me, Kate), y estas dos frases resumen la sensación que tengo ahorita, mientras desayuno y me preparo para arrancar un día a pleno.
OH, L´AMOUR! es nuestro tercer estreno del año (en mayo fue CUMBRES BORRASCOSAS en Buenos Aires, luego en julio en Córdoba, junto con ROBIN HOOD SUPERSTAR), y es nuestro sexto hijo desde el 2002 cuando FRANKENSTEIN, EL MUSICAL despertaba en el Teatro Real.
Tuvo un proceso largo, empezando por las audiciones hace casi un año, atravesando en el medio un sinfin de traspiés (cambios en el elenco, cambio de salas de ensayos, mi hepatitis -lo que obligó a cancelar ensayos-, hasta un cierto "dejar de lado" frente a las otras dos obras que se estrenaban antes, etc).
Pero acá estamos. Hoy, OH, L´AMOUR! se apresta a empezar su camino. Y le tengo mucho cariño. Y sé que el público va a poder recibirla en distintos niveles emocionales: todos, en algún momento de la obra, van a sentirse identificados en algo, y van a reirse y hasta dejar caer lágrimas también, cada uno en su momento, a su tiempo.
Hablar del amor en sus distintas formas, aquí y ahora, en Córdoba, en pleno siglo XXI. De eso trata OH, L´AMOUR! Ese ha sido su fundamento, su razón de ser, su espíritu. Un alegato desesperado y a la vez esperanzador que guarda el siguiente mensaje a decodificar: todos, tarde o temprano, herimos y somos heridos; pero también amamos y somos amados.
¡FELIZ VIDA, OH, L´AMOUR!
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